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El Pana: el torero que buscó mujeres, fama, dinero y gloria

Un documental de Rodrigo Lebrija explora la vida y la “compleja personalidad” del brujo de Apizaco.

Rodolfo Rodríguez “El Pana” fue un hombre que emergió de la pobreza y convirtió la teatralidad del toreo en su esencia vital. Nacido en 1952 en una familia humilde de Apizaco, Tlaxcala, México, su historia es retratada en el documental El brujo de Apizaco, dirigido por Rodrigo Lebrija.

Una vida marcada por la lucha y el destino

Antes de convertirse en torero, Rodríguez tuvo una juventud marcada por la supervivencia. Trabajó como panadero, vendió tamales y lavó coches para ganarse la vida. Según se narra en la película, fue un maestro panadero quien vio en él el potencial de un torero, sugiriéndole que el ruedo podría ofrecerle “vino, mujeres y gloria”. Este comentario marcó el inicio de una carrera llena de altibajos.

“El Pana venía de la nada. Era un sobreviviente, un verdadero ‘tigre de la calle’. Cuando le dijeron que el toreo ofrecía fama y fortuna a cambio de arriesgar la vida, pensó: ‘No tengo nada que perder’. Así encontró el sentido de su existencia”, explicó Lebrija en una entrevista durante una proyección en Guadalajara.

Contradicciones de un personaje polémico

El documental no solo celebra al torero, sino que también expone sus contradicciones. Desde ser vitoreado en las plazas más importantes de México, como su despedida en la Plaza de Toros México en 2007, hasta mostrarse como un hombre atrapado en su adicción al alcohol.

Imágenes del documental reflejan la soledad de El Pana en centros de rehabilitación, su caminar anónimo por las calles y su profunda fe en una fuerza superior. Aunque su vida estuvo marcada por excesos, su espiritualidad era una parte fundamental de su ser.

“Fue un espíritu fuerte, con una fe inquebrantable y una determinación única. No solo era un torero, sino un testimonio de superación”, comentó el director.

El arte de construir un personaje

Rodolfo Rodríguez entendió el toreo como un arte escénico. Su clavel en la solapa, su manera teatral de hablar y sus gestos irreverentes lo convirtieron en un personaje único en el ruedo. “El Pana sabía qué decir a la prensa y cómo actuar frente al público. Era un actor en el ruedo, un verdadero maestro de la teatralidad”, afirmó Lebrija.

A pesar de su talento, su falta de educación y la incapacidad de aprovechar oportunidades limitó su éxito. Llegó a torear en Madrid y estuvo cerca de cumplir su sueño de pisar Las Ventas, pero las adversidades personales lo llevaron a hundirse mientras su carrera ascendía.

Un legado para recordar

El brujo de Apizaco se estrenó en noviembre y ha tenido presentaciones limitadas en cines y espacios culturales de Guadalajara. Lebrija anunció que el documental llegará a salas comerciales en marzo y estará disponible en plataformas como iTunes y Amazon, acercando la historia de este icónico torero a una audiencia global.

Con este filme, se rescata el legado de un hombre que, a pesar de sus caídas, vivió intensamente, dejando una huella imborrable en el mundo del toreo.